En el anterior post, vimos las distintas formas de riego, la importancia de la humedad y del agua. En éste os quiero hablar de algo muy importante: cómo saber cuándo tenemos que regar.
Vamos a ver lo que tienes que observar paso a paso:
1. Investiga qué necesita tu planta:
Sí, sé que parece “de-cajón-de-madera-de-pino”, pero muchas veces no lo hacemos. Nos gusta una planta, la compramos y la ponemos muy orgullosos en su sitio. Con suerte, esa ubicación reunirá las condiciones perfectas para ella, y, gustosa, se adaptará a su nuevo ambiente.
Sin embargo, tras varios días, llega ESE momento en el que miras tu planta y piensas “¿y ahora, qué tengo que hacer? ¿ha llegado ya la hora de regar?”. Nos han dicho que las plantas necesitan agua, así que como locos nos lanzamos a por un vaso “¡que no le falte de nada!”.
Pero ¿cuánto necesita? ¿con qué frecuencia?
Cada planta, en función de su origen, tipo e incluso drenaje y maceta, tiene unas necesidades concretas: algunas necesitan la tierra siempre húmeda pero no encharcada, otras que se seque entre riego y riego…es importante que tengas ciertas nociones sobre tu planta para no estar tan perdido el primer día.
2. Tómate unos días para observarla:
Una vez conoces las necesidades generales de la planta y “lo que le gusta” es importante que te familiarices con ella y con lo que te pide ahora que está en su nuevo hogar.
Al principio te aconsejo que establezcas una rutina semanal para habituarte al riego de tus plantas (por ejemplo: regar los domingos). Durante las primeras semanas, observa el estado de las hojas y de la tierra: ¿se ha secado antes de tiempo? ¿han salido nuevas hojas? Poco a poco irás aprendiendo a ver lo que necesita y podrás regular el riego de cada una de ellas.
¡Truco!
Es importante que sepas que la mayoría de plantas tienen un periodo de inactividad en invierno. Muchas necesitarán que disminuyas radicalmente la frecuencia de riego.
¡Bonus!
¿El mejor momento del día para regar? Yo he leído varias teorías al respecto, todas justificadas de diferente manera. En mi experiencia y tras muchas pruebas, es mejor regar por la noche. Pero como siempre aconsejo, es mejor que te guíes por tu instinto: cada casa y cada planta son distintas.
3. Las plantas te hablan a través de sus hojas:
¿Y cómo sé lo que me quiere decir mi planta?
Lo más importante, es observar sus hojas. Aunque trataré este tema en mayor profundidad en un post que estoy preparando, en lo que al riego se refiere es muy fácil.
¿Están alicaídas, arrugadas? ¡Tu planta te está pidiendo agua a gritos!
¿Las hojas empiezan a caerse y a ponerse amarillas o marrones en algunos casos? Puede que te hayas excedido en el riego. ¡En este post ya vimos soluciones de emergencia en estos casos!
4. El estado de la tierra: tu gran aliado.
El estado de las hojas puede ser interpretable. Cuando tengas dudas, recurre en segundo lugar a la tierra. Intenta meter un dedo hasta el nudillo en la tierra. Si no puedes hacerlo, es que la tierra está excesivamente seca ¡es hora de regar!. Si la tierra superficial está seca pero a 2 cm aproximadamente notas humedad, es mejor esperar unos días antes de regar.
También puedes probar con un lápiz afilado. Si sale seco y limpio la tierra estará seca y lista para regar.
Si te gusta ser muy riguroso y evitar confusiones, puedes comprar un medidor de humedad (higrómetro). Se insertan en la tierra y te indican de forma exacta en qué momento se encuentra tu planta.
¡Consejo!
El truco de la tierra es válido para la mayoría de plantas, pero siempre ten en cuenta el estado del resto de la planta y lo que te puede estar indicando.
5. El peso de tu planta también te puede dar pistas:
Hay veces que nuestra planta requiere muy poca agua y se nos olvida cuándo regamos por última vez, especialmente en invierno.
Otra forma de saber si aún tiene agua suficiente es cogerla tanto recién regada como justo antes de hacerlo: la diferencia de peso es más que notable. Para determinadas plantas y frecuencias de riego este método es muy útil y más seguro que el método de la tierra (¡y por supuesto para plantas pequeñas que podemos coger sin esfuerzo!).
¡Bonus!
Si tu planta está en una maceta de barro, puedes darle pequeños golpes con el puño. Si suena hueco es que la tierra está seca ¡puedes regar!
Ahora ya sabes varias formas de identificar si es la hora de regar tu planta. Recuerda que ante la duda es mucho mejor esperar. ¡Las plantas mueren antes por exceso de agua que por defecto!
La semana que viene volveré con la tercera y última parte de este post, dedicado a las macetas y sus características. ¿No quieres perdértelo? ¡Suscríbete a la newsletter!